El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España está trabajando en la selección de Buenas Prácticas en alimentación y sostenibilidad como parte del proyecto del Pabellón de España en Expo Milano 2015.
Se presentan ejemplos de Buenas Prácticas que se estén desarrollando actualmente relacionadas con tres grandes desafíos de la alimentación: La promoción de la dieta equilibrada para las personas y el planeta, la reducción del desperdicio alimentario y el fortalecimiento de la innovación agraria para alimentar el planeta.
Estos ejemplos permiten ofrecer un escaparate internacional de las experiencias que se están desarrollando en España en relación a uno de los grandes desafíos de nuestro planeta: la alimentación.
Actualmente los desafíos de la alimentación son muchos y complejos:
Desafío 1. Promoción de la dieta equilibrada para las personas y el planeta
Prácticas que se encaminen a conseguir una dieta más saludable, luchando contra la obesidad, fomentando hábitos de vida saludables, consumo responsable y haciendo especial hincapié en la difusión y el fomento de la Dieta Mediterránea como principal exponente de dieta saludable propia de nuestro entorno geográfico y cultural, puestas en práctica tanto por la Industria Agroalimentaria, como por otros eslabones de la cadena como la distribución, el comercio, la restauración, los comedores colectivos, las escuelas, asociaciones de consumidores, los medios de comunicación, etc.
Desafío 2. Reducción del desperdicio alimentario
Las pérdidas y el desperdicio de alimentos se producen a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde el campo, hasta el consumidor, y actualmente constituyen un problema de gran magnitud en los países industrializados como España.
Se estima que en España se pierden o desperdician casi 8 millones de toneladas de alimentos en buen estado o que se han deteriorado como consecuencia de una deficiente planificación, manipulación o conservación del mismo. El 43% de dichos desperdicios se generan en los hogares, una realidad que contrasta con muchas situaciones de pobreza.
Además de las cuestiones éticas, el desperdicio de alimentos supone un impacto en el medio ambiente y una enorme pérdida de recursos como agua, superficie agrícola y energía, que se emplean para producir los alimentos que finalmente se tiran.
En este desafío se recogen iniciativas que mejoran la eficiencia de la actividad de la industria alimentaria, reduciendo el desperdicio alimentario a lo largo de toda la cadena de suministro, en sus diferentes fases:
Fase de la producción primaria: el desperdicio se produce por los alimentos que no se cosechan y los que se pierden o desechan entre la cosecha y la venta de origen.
Fase de gestión–transformación: se produce por la eliminación de los productos según los criterios de calidad comercial, o bien por el deterioro de las materias primas o los envases dañados o no adaptados a las necesidades de los consumidores.
Fase de distribución: las pérdidas se deben al transporte y manipulación inadecuados, a una mala interpretación de las fechas de caducidad y consumo preferente, a una inadecuada manipulación del consumidor en los autoservicios, a los estándares comerciales y a los cambios en las preferencias del consumidor.
Fase de consumo: el desperdicio se produce en hogares (por malos hábitos a la hora de planificar y hacer la compra, gestión inadecuada de los alimentos y la falta de comprensión de la información indicada en las etiquetas) y en la restauración (por dificultad de planificación entre la oferta y la demanda o el hecho de trabajar con productos de vida útil corta).
Desafío 3. Fortalecimiento de la innovación agraria para alimentar el planeta
El reto de alimentar al planeta adquiere una especial dimensión en un entorno en el que la población crece de manera sostenida y los recursos naturales como las tierras de cultivo o el agua están por ello sometidos a mayor presión. Todo ello exige respuestas por parte de todos los eslabones de la producción y distribución de alimentos, que deben con este fin abordar cambios de calado. En estos cambios cobran especial importancia todas aquellas iniciativas de innovación en agricultura que contribuyan al reto de garantizar la alimentación de las generaciones futuras preservando los recursos naturales y contribuyendo a la mitigación del cambio climático.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de España está trabajando en la selección de Buenas Prácticas en alimentación y sostenibilidad como parte del proyecto del Pabellón de España en Expo Milano 2015.
Se presentan ejemplos de Buenas Prácticas que se estén desarrollando actualmente relacionadas con tres grandes desafíos de la alimentación: La promoción de la dieta equilibrada para las personas y el planeta, la reducción del desperdicio alimentario y el fortalecimiento de la innovación agraria para alimentar el planeta.
Estos ejemplos permiten ofrecer un escaparate internacional de las experiencias que se están desarrollando en España en relación a uno de los grandes desafíos de nuestro planeta: la alimentación.
Actualmente los desafíos de la alimentación son muchos y complejos:
Desafío 1. Promoción de la dieta equilibrada para las personas y el planeta
Prácticas que se encaminen a conseguir una dieta más saludable, luchando contra la obesidad, fomentando hábitos de vida saludables, consumo responsable y haciendo especial hincapié en la difusión y el fomento de la Dieta Mediterránea como principal exponente de dieta saludable propia de nuestro entorno geográfico y cultural, puestas en práctica tanto por la Industria Agroalimentaria, como por otros eslabones de la cadena como la distribución, el comercio, la restauración, los comedores colectivos, las escuelas, asociaciones de consumidores, los medios de comunicación, etc.
Desafío 2. Reducción del desperdicio alimentario
Las pérdidas y el desperdicio de alimentos se producen a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde el campo, hasta el consumidor, y actualmente constituyen un problema de gran magnitud en los países industrializados como España.
Se estima que en España se pierden o desperdician casi 8 millones de toneladas de alimentos en buen estado o que se han deteriorado como consecuencia de una deficiente planificación, manipulación o conservación del mismo. El 43% de dichos desperdicios se generan en los hogares, una realidad que contrasta con muchas situaciones de pobreza.
Además de las cuestiones éticas, el desperdicio de alimentos supone un impacto en el medio ambiente y una enorme pérdida de recursos como agua, superficie agrícola y energía, que se emplean para producir los alimentos que finalmente se tiran.
En este desafío se recogen iniciativas que mejoran la eficiencia de la actividad de la industria alimentaria, reduciendo el desperdicio alimentario a lo largo de toda la cadena de suministro, en sus diferentes fases:
Desafío 3. Fortalecimiento de la innovación agraria para alimentar el planeta
El reto de alimentar al planeta adquiere una especial dimensión en un entorno en el que la población crece de manera sostenida y los recursos naturales como las tierras de cultivo o el agua están por ello sometidos a mayor presión. Todo ello exige respuestas por parte de todos los eslabones de la producción y distribución de alimentos, que deben con este fin abordar cambios de calado. En estos cambios cobran especial importancia todas aquellas iniciativas de innovación en agricultura que contribuyan al reto de garantizar la alimentación de las generaciones futuras preservando los recursos naturales y contribuyendo a la mitigación del cambio climático.
Fuente: http://www.pabellonespana2015.com
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